Por: Nilton torres Varillas
Es Abel Soto, el conductor del bote, quien se percata de la presencia del ave. Miro hacia donde él indica y sólo puedo divisar las olas que se forman sobre la superficie del lago Chinchaycocha, que se revela como un inmenso espejo de agua que abarca hasta donde se pierde la mirada.
El viento frío obliga a frotarse las manos y lanzar sobre ellas una bocanada de aliento para aliviar aquella sensación. De repente, el curioso plumífero de pico alargado y plumaje plomizo emerge de las aguas, nada a solo unos metros de donde estamos y se vuelve sumergir para no aparecer más.
El ecologistaAlejandro Tello confirma que se trata de un espécimen joven de zambullidor de Junín. "Cada vez es más común ver a individuos jóvenes, los más avezados, que llegan hasta las orillas buscando alimento", dice el experto, quien a través de la Asociación de Ecosistemas Andinos (Ecoan) y las comunidades aledañas al segundo lago más grande del país y el más alto del mundo –4,105 metros sobre el nivel mar– están muy preocupados por el futuro de aquella ave que tiene como hábitat esta importante reserva hídrica natural que desde hace más de setenta años está expuesta a la contaminación y la indolencia.
El lago Chinchaycocha, o lago Junín, está ubicado entre las regiones de Junín y Pasco, y dentro de los territorios que abarca la Reserva Nacional de Junín. Son 53,000 hectáreas de cuerpo de agua donde más de 115 diversas especies de aves viven y se reproducen, mientras otros varios centenares pasan por aquí en su vuelo migratorio hacia el sur.
La particularidad del zambullidor de Junín es que es un ave endémica del lugar, sólo vive en el lago Chinchaycocha, y debido a las buenas condiciones para reproducirse y alimentarse que halló en otros tiempos perdió su capacidad de volar.Con la contaminación de las empresas mineras que hacen llegar sus nocivos relaves hasta el lago, y la represa de Upamayo, cuyos embalses y desembalses alteran el ecosistema, el peligro para el zambullidor es inminente, toda vez que según censos efectuados por personal del Inrena solo deben quedar a la fecha una población de entre 200 y 250 individuos, lo que hace temer su extinción.
Un desastre ecológico
Aureliano Vicente Cahua es el presidente de la comunidad de San José de Paris, ubicada en las riberas del lago Chinchaycocha. El líder comunero levanta la voz y señala tajante que fue la construcción de la represa de Upamayo, en los años treinta, lo que dio comienzo al declive del lago.
"La represa embalsa las aguas del lago para poder alimentar la central hidroeléctrica del Mantaro, mientras que las aguas ácidas de las empresas mineras Volcan, El Brocal y Aurex se vierten a través del río San Juan, y llegan hasta el lago. Hasta un kilómetro, de la orilla al interior, está con los relaves", dice Aureliano y, para que quede claro, remueve con un palo la tierra húmeda para poder apreciar cómo los sedimentos se han colmatado, produciendo una desagradable sustancia negra compuesta por residuos de metales como plomo, fierro, manganeso y el pernicioso arsénico.
Alejandro Tello dice que el problema es muy grande, ya que la tercera parte de la energía de Lima viene de la Hidroeléctrica del Mantaro. Es decir, hay mucho interés de por medio.
"Durante la época de embalsamiento de la represa – entre junio y mayo– se cierran las compuertas y las aguas del río San Juan, que están contaminadas, llegan al lago a través de un canal y las especies tienen que replegarse de norte a sur", dice Tello. Y este es el momento en el que el zambullidor aprovecha para reproducirse, cuando antes la época de apareamiento era de diciembre a marzo.
José Saravia, biólogo y guardaparques del Inrena, es testigo directo de esta alteración criminal de la vida. Él explica que ha habido un desequilibrio ecológico al subir y bajar el nivel del lago bruscamente, debido al embalse de la represa. "Si el agua sube demasiado cubre las zonas de totorales donde se alimenta y se reproduce el zambullidor, y si baja bruscamente y demasiado, se secan las zonas inundables y los huevos del ave se pierden".
Pero además la contaminación también ha generado que los peces conocidos como challhuas (orestias) hayan disminuido su número de manera preocupante. Estos eran la dieta principal del zambullidor. "Ahora tienen que comer moscas del lago", dice el biólogo.
Francisco Tueros, poblador de la comunidad de Ondores es categórico al revelar que no es raro encontrar zambullidores muertos en las orillas del lago, no solo adultos, sino también polluelos, y recuerda que hace unos años, en 1999, la situación fue caótica ya que las aves muertas se contaban por docenas.
El propio Abel, el conductor del bote, hace notar que al meter su mano en las frías aguas del lago, siente dolor. "Y no es por el frío, es la contaminación", dice desde su empírico conocimiento.
Buscando soluciones
A comienzos de este año y a través de una ordenanza regional, se otorgó la categoría de Ave Regional al zambullidor de Junín, reconocimiento que complementó la normativa que declaró al lago Chichaycocha la condición de Primera Maravilla Regional. Dos iniciativas impulsadas para proteger un ecosistema que está amenazado.
El alcalde de la provincia de Junín, el profesor Percy Chagua, refiere que le preocupa grandemente lo que está ocurriendo en el lago, y por ello, en julio de este año, enviaron una carta abierta al Presidente de la República para ponerlo al tanto del problema.
"La respuesta que nos dieron de la Secretaría de Palacio fue que habían trasladado nuestra inquietud al Ministerio del Ambiente, y desde allí nos comunicaron que se estaban haciendo las consultas respectivas con el Ministerio de Energía y Minas, Osinergmin, Digesa y el Gobierno Regional de Junín para verificar nuestra denuncia, pero ya no nos han vuelto a decir nada más".
El alcalde dice que en el año 2002 se aprobó a través de una resolución suprema el Plan y Sistema de Gestión Chinchaycocha, pero hasta la fecha este no se ha ejecutado.
"El plan señala que se deben impulsar los Programas de Adecuación y Manejo del Medio Ambiente (Pama), manejar adecuadamente los periodos de embalse y desembalse. Pero hasta ahora no se hace nada. Nosotros mismos podemos hacernos cargo de la recuperación del lago, pero debido al estancamiento de la descentralización nos vemos atados de manos", dice el alcalde, y añade que el presupuesto con el que cuenta la provincia es de tres millones de soles para atender todas sus necesidades.
En ese sentido, dice que en marzo del año pasado impulsaron un proyecto de ley para que se incremente el canon hidroenergético que les corresponde por la presencia de la represa de Upamayo, que alimenta a la Hidroeléctrica del Mantaro, ya que por este concepto reciben solamente 400 mil soles, que también deben distribuir en toda la provincia.
"En muchos lugares se cree que el zambullidor es un ave extinta y que el lago Chinchaycocha está muriendo, pero eso no es verdad", dice la autoridad edil, y enfatiza en la importancia de la participación de todos para poder hacer algo, y rápido.
Alejandro Tello asegura que el lago se puede recuperar, pero hace falta voluntad política de las más altas autoridades y que se den cuenta de que no se trata solo de un pajarito que si desaparece no pasa nada.
"Cuando una especie muere, morimos también nosotros", dice el ecologista, y al parecer no tenemos conciencia de ello. Pero aún estamos a tiempo de hacer que el zambullidor de Junín vuelva a asomar su emplumada cabeza de entre las aguas.
Ave submarina
Tragedia. La contaminación cobra víctimas. Los zambullidores constituyen la especie más proclive a ser afectada tanto por los nocivos relaves como por los embalses y desembalses de la represa de Upamayo.
Los rasgos más llamativos del zambullidor de Junín son sus ojos de color escarlata y la capucha o antifaz de color plateado que cubre su cabeza durante la época de apareamiento. Un zambullidor adulto mide entre 40 y 45 cm de largo y la diferencia entre machos y hembras está en el pico. Ellas tienen un pico más largo y finito. Ponen dos huevos al año, de los cuales solo se logra un polluelo. He ahí su fragilidad.
Durante el periodo de reproducción que hoy se ha visto alterado –se ha llegado a ver polluelos en el mes de setiembre–- por la contaminación y los embalses del lago, los zambullidores viven en pareja para luego agruparse en número de ocho a doce individuos. Los adultos suelen estar siempre en lago abierto, mientras que a los jóvenes les gusta retozar en las orillas del lago y en los totorales. Su nombre científico es podiceps taczanowskii, y lo de zambullidor le viene porque su forma de buscar alimento es buceando, ya que su dieta principal la componen peces.
Lago real
Paraíso. Las aves que aún habitan o pasan por el Chinchaycocha dan fe de que, a pesar de la contaminación, hay esperanzas de recuperar este maravilloso paraíso natural. Todo depende de la voluntad de las autoridades, y que pongan mano firme para recuperarlo y preservarlo.
El nombre ancestral del Lago Junín proviene de los vocablos quechuas ‘chichay’, que significa rey o soberano, y ‘cocha’, que es lago o laguna, por lo que Chinchaycocha significa ‘lago de los reyes’. Este es el hábitat de más de un centenar de especies de aves, aunque hace décadas se le llegó a conocer como el lago del millón de aves.
Algunas de las especies con más presencia en el lugar son el lique lique, el pato jerga, la becasina, el cara cara cordillerano, las maravillosas parihuanas o flamencos de plumaje blanquirrojo –las mismas que vio el libertador San Martín en su famoso sueño– y la gallinetita, otra ave endémica del lugar, aunque el soberano es sin duda el zambullidor de Junín. El lago también cobijó a la hoy casi extinta rana gigante de Junín, la cual formó parte de la alimentación de las poblaciones ribereñas.
Hoy su número es escaso y solo los guardaparques del Inrena saben dónde aún se las puede encontrar, lago adentro. Los comuneros utilizan los terrenos aledaños al lago para sembrar forraje para el ganado ovino, y, a decir de algunos, esta actividad también ha afectado el ecosistema, lo mismo que el arrojo de desechos al lago, como plásticos, la basura y las aguas servidas. Aunque poco a poco los pobladores están empezando a entender la importancia de preservar el lugar.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
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